sábado, 8 de noviembre de 2014

Memoria, por favor, memoria

Decía Napoleón que una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición. Esta oportuna cita abre el inagotable tema de la memoria, nuestra memoria, motivo de este escrito.

“Quita un cacique, pon un alcalde” frase del PCE recuperada para la actualidad. Rompedora, transgresora y reveladora de los cambios que se produjeron en los ayuntamientos durante los primeros años de la democracia. Diferentes posiciones, como la representación política, el tejido social y el movimiento obrero, cimentaron las bases del municipalismo desde la perspectiva de izquierdas.

Aquella metamorfosis que hoy es parte de la cotidianeidad de los servicios municipales, algunos de ellos, por cierto, desaparecidos e igual de necesarios, también recibieron críticas, resistencias e incluso desprecios y denuncias. Porque en aquél mundo de principio de los 80, en el que las instalaciones municipales todavía olían a incienso se introducían servicios de planificación familiar, o se humanizaba la ciudad con medidas tan necesarias como el asfaltado, el alumbrado, la canalización de aguas!!! incorporando algo tan novedoso como las “dotaciones”, aquellos espacios donde participar, formarse, desarrollarse en la cultura, practicar deportes. Madrid pasó de ser una de las capitales europeas con mayor índice de chabolismo a un modelo participativo de gestión urbanística. Expertos de Europa visitaban los proyectos y se entrevistaban con concejales y técnicos comunistas. Aquellxs que pocos años antes habían sufrido cárcel, persecución, tortura o habían tenido que exiliarse (en el mejor de los casos) para poder finalizar sus estudios o para poder trabajar, ahora tomaban el pulso de la necesidad para transformarla. Sí, se pudo.

Aquellos espacios también miraron hacia modelos de políticas de igualdad, de equilibrio y empoderamiento. Las políticas de infancia, los planes de igualdad, de juventud,…. creando fórmulas de intercambio, de experiencias que se iban trasladando de unos municipios a otros, pese a no poseer competencia para ello. Un recorrido cargado de consensos, y sin embargo de protesta: huelgas, ocupación de edificios, reivindicación de la dignidad y la igualdad, los derechos laborales, fueron innegables muestras que se cristalizaron, por ejemplo en la tan estudiada huelga del pan. Lo que consiguieron, cómo lo consiguieron y la filosofía que utilizaron es otro mensaje para implicarnos en la idea de la innovación como parte de nuestro saber y nuestro potencial.

Justificar la pérdida de participación a una estrategema en forma de pacto oculto al PSOE y al PCE es además de simple, un desprecio a todo aquel trabajo, que se tuvo que hacer con las resistencias de un sin fin de grises funcionarios herederos del franquismo. Decir que fue perfecto es caer en la autocomplacencia, pero achacar la pérdida de interés por la participación a una gestión municipal o autonómica es como culpar al termómetro de la fiebre.

MEMORIA, POR FAVOR, MEMORIA. Dice Marilyn Manson que tu recuerdo es tu inmortalidad, y con esta cita reafirmo: me niego a olvidar el hacer de nuestrxs venerables mayores, la gran mayoría perpetuos luchadorxs. Cómo escuchaban, cómo se ponían codo con codo y cómo discutían en el calor de la igualdad cómo abordar problemas, cómo solucionarlos, y cómo producir el tan deseado cambio desde diferentes trincheras es parte de la memoria, la memoria que a corto plazo es la primera en perderse.

Seamos responsables.


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