sábado, 15 de marzo de 2014

La insolencia de una carta

El martes, 11 de marzo, Carlos Gutiérrez, ex responsable del Área Interna de IUCM, de cuya tarea fue relevado por el coordinador general Eddy Sánchez -el mismo que le propuso- el lunes 10, remitió una carta de respuesta que solo puede calificarse como un“provocador disparate”. Corresponde la carta a este tipo de personas que no reparan en elogios a su coordinador cuando el viento sopla a favor, y que no dudan en recurrir a los más intolerables exabruptos cuando la realidad cuestiona sus profecías. Es, en su acepción más ortodoxa, el típico comportamiento de un sectario.

Podría alguien rebatir esta acusación con similar argumento. A Carlos Gutiérrez se le releva en su función cuando deja de compartir la opinión del coordinador. Antes merecía su apoyoNo. El coordinador general de IUCM prescinde de Carlos Gutiérrez, persona de su estricta confianza por él designada, cuando este vulnera todos los códigos de trabajo en equipo, actúa contra los acuerdos de la dirección de IUCM y participa de forma desleal y sostenida contra la federación de Madrid. Dos conductaradicalmente distintas.

Estos dos párrafos serían suficientes para dar por concluida la polémica con una persona que ha preferido irse de la peor de las maneras (mintiendo, calumniando, despreciando a la mayoría de la gente que le propuso para ser parte de la dirección de IUCM), y que ha exhibido la peor cara de la política partidaria, la de creer que uno se hace fuerte a golpe de chantaje, aquel que deriva del equilibrio inestable en que ha vivido la dirección regional. Nunca creyó en construir una dirección regional sólida y cada día más amplia; siempre trabajó haciendo valer la fuerza de un grupo corporativo en el interior de un bloque de gobierno. Pero a la larga esa fue su perdición.

Y es que no se puede tentar tanto a la suerte. Carlos Gutiérrez actuó con la impunidad de quien se creía a salvo en un escenario de dirección débil. Abusó de la confianza de quienes en clara mayoría dentro de lo que ha venido en denominarse bloque, prefirieron hacer avanzar la propuesta política y la cohesión organizativa. Hasta que un día se dijo basta. Nadie tiene derecho a incumplir sistemáticamente las decisiones de los órganos. Y Carlos Gutiérrez lo hizo. Creyó que las circunstancias se lo permitían. Pero fue demasiado lejos. Su trabajo gris y continuado contra la decisión del 86% del CPR de IUCM de proponer a Lidia Fernández y Javier Couso para formar parte de la candidatura a las elecciones europeas de IU en el lugar que le correspondía, superó todos los registros de la infamia.

Ahora debemos empeñarnos en lograr la estabilidad de IUCM cuanto antes. Se trabaja para ello, y seguramente, todas y todos tendremos que sacrificar algunas cosas. Pero la experiencia demuestra que una de las conductas que más daño hacen a IU son los lobbys de poder actuando al margen de las estructuras regulares de la organización. Ese tiempo hay que enterrarlo definitivamente. Y así cuando alguien se levante y no vea la luz, podamos decirle con tranquilidad que…levante la persiana.

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