Decía Napoleón que una cabeza sin
memoria es como una fortaleza sin guarnición. Esta oportuna cita
abre el inagotable tema de la memoria, nuestra memoria, motivo de
este escrito.
“Quita un cacique, pon un alcalde”
frase del PCE recuperada para la actualidad. Rompedora, transgresora
y reveladora de los cambios que se produjeron en los ayuntamientos
durante los primeros años de la democracia. Diferentes posiciones,
como la representación política, el tejido social y el movimiento
obrero, cimentaron las bases del municipalismo desde la perspectiva
de izquierdas.
Aquella
metamorfosis que hoy es parte de la cotidianeidad de los servicios
municipales, algunos de ellos, por cierto, desaparecidos e igual de
necesarios, también recibieron críticas, resistencias e incluso
desprecios y denuncias. Porque en aquél mundo de principio de los
80, en el que las instalaciones municipales todavía olían a
incienso se introducían servicios de planificación familiar, o se
humanizaba la ciudad con medidas tan necesarias como el asfaltado, el
alumbrado, la canalización de aguas!!! incorporando algo tan
novedoso como las “dotaciones”, aquellos espacios donde
participar, formarse, desarrollarse en la cultura, practicar
deportes. Madrid pasó de ser una de las capitales europeas con mayor
índice de chabolismo a un modelo participativo de gestión
urbanística. Expertos de Europa visitaban los proyectos y se
entrevistaban con concejales y técnicos comunistas. Aquellxs que
pocos años antes habían sufrido cárcel, persecución, tortura o
habían tenido que exiliarse (en el mejor de los casos) para poder
finalizar sus estudios o para poder trabajar, ahora tomaban el pulso
de la necesidad para transformarla. Sí, se pudo.
Aquellos espacios también miraron
hacia modelos de políticas de igualdad, de equilibrio y
empoderamiento. Las políticas de infancia, los planes de igualdad,
de juventud,…. creando fórmulas de intercambio, de experiencias
que se iban trasladando de unos municipios a otros, pese a no poseer
competencia para ello. Un recorrido cargado de consensos, y sin
embargo de protesta: huelgas, ocupación de edificios, reivindicación
de la dignidad y la igualdad, los derechos laborales, fueron
innegables muestras que se cristalizaron, por ejemplo en la tan
estudiada huelga del pan. Lo que consiguieron, cómo lo consiguieron
y la filosofía que utilizaron es otro mensaje para implicarnos en la
idea de la innovación como parte de nuestro saber y nuestro
potencial.
Justificar la pérdida de participación
a una estrategema en forma de pacto oculto al PSOE y al PCE es además
de simple, un desprecio a todo aquel trabajo, que se tuvo que hacer
con las resistencias de un sin fin de grises funcionarios herederos
del franquismo. Decir que fue perfecto es caer en la
autocomplacencia, pero achacar la pérdida de interés por la
participación a una gestión municipal o autonómica es como culpar
al termómetro de la fiebre.
MEMORIA, POR FAVOR, MEMORIA. Dice
Marilyn Manson que tu recuerdo es tu inmortalidad, y con esta
cita reafirmo: me niego a olvidar el hacer de nuestrxs venerables
mayores, la gran mayoría perpetuos luchadorxs. Cómo escuchaban,
cómo se ponían codo con codo y cómo discutían en el calor de la
igualdad cómo abordar problemas, cómo solucionarlos, y cómo
producir el tan deseado cambio desde diferentes trincheras es parte
de la memoria, la memoria que a corto plazo es la primera en
perderse.
Seamos responsables.
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